Los tipos de acceso a los fortines tienen una gran
importancia en cuanto a la protección de los ocupantes de la fortificación.
Acceso directo:
Este tipo de acceso se caracteriza por presentar la entrada al fortín justo frente a las troneras principales, en la parte trasera del fortín. Presenta un problema grave de seguridad para los ocupantes del fortín, dado que al permitir el acceso de la luz desde la parte trasera del fortín, desvela las siluetas de aquellos que lo están utilizando, permitiendo hacer blanco en ellos a través de la tronera desde una cierta distancia.
Acceso indirecto:
Este tipo de acceso, supone una
evolución frente al acceso directo. Implica la ubicación de la entrada en un
lateral de la fortificación, obligando a quienes lo usan a hacer un giro de 90º
para encararse a las troneras principales, en el interior. Permite una menor
entrada de luz, por lo que las siluetas de los sirvientes del fortín queda
oculta a los atacantes.
Acceso retranqueado:
Este tipo, que podemos encontrar
principalmente en fortificaciones de la Sierra, consiste la mayor parte de las
veces, en una pared interior, perpendicular al sentido de entrada, obligando a
efectuar dos giros de 90º para encarar interiormente las troneras principales.
Este tipo, además de eliminar cualquier entrada de luz al interior, que revele
las siluetas de sus ocupantes a través de la tronera, evita también la posible
entrada de metralla desde el exterior.
Acceso tunelado:
Algunos fortines, tenían el acceso
tunelado desde la trinchera, de modo que la entrada de luz, y de metralla es
complétamente imposible, aunque un impácto de artillería podía hundir el tunel,
dejando incomunicados a quienes estén usando la fortificación.
Datos sacados de: http://www.fortines.com
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