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domingo, 30 de diciembre de 2012

FELIZ 2013

Los administradores de esta página (Restos de la Guerra Civil en la ciudad de Alicante y alrededores) os desean...



sábado, 15 de diciembre de 2012

LA LINEA DEFENSIVA DEL CLOT DE GALVANY

La línea defensiva del Clot de Galvany

En esta linea defensiva habia al menos 10 bunkers. De estos actualmente quedan en buen estado 7, otro esta sin techo y totalmente aterrado, de otro solo queda en buen estado la entrada y del último, fue destruido en su totalidad hace solo unos años. También hay 4 líneas de trincheras (en rojo) una cuadra con troneras y tres antiaereos. Los números en que han sido citados los bunkers es tan solo la forma en que los fui localizando o supe de ellos.


 
 

 

 

jueves, 13 de diciembre de 2012

El Ayuntamiento de Alicante pide ayuda ciudadana para localizar los accesos a los refugios

El Ayuntamiento pide ayuda ciudadana para localizar los accesos a los refugios

Los vecinos podrán hacer llegar sus vivencias y documentos de la Guerra Civil a través de la web de INFORMACIÓN y varias urnas que se depositarán en los mercados municipales, así como en las entradas del Consistorio y la Diputación





El Ayuntamiento pide ayuda ciudadana para localizar los accesos a los refugios
El Ayuntamiento pide ayuda ciudadana para localizar los accesos a los refugios
s. e. El Ayuntamiento de Alicante y la Diputación recurrirán a la participación ciudadana para tratar de localizar las entradas a los refugios antiaéreos de la Guerra Civil que tienen intención de recuperar para destinarlos a museos, galerías de arte, comercios o locales de hostelería. Además de la información referente a los accesos, la iniciativa contempla recopilar vivencias y fotografías de los alicantinos a través de urnas que se instalarán en los cuatro mercados municipales y en las entradas del Ayuntamiento y la Diputación, así como a través del portal web de Participación Ciudadana municipal y la web de INFORMACIÓN. En la página del diario (www.informacion.es) se habilitará un espacio para que los ciudadanos puedan enviar sus datos.
"Sabemos dónde están ubicados los refugios, pero no dónde están las entradas", señala el concejal de Imagen Urbana, Adrián Santos, quien indica que "el primer paso será localizar los accesos" y poder valorar "a qué podría destinarse cada uno". Para ello, el edil indica que ya "se ha encargado un estudio con georradar en el eje entre la plaza de Balmis, las avenidas de Soto, Gadea y Marvá y la calle Poeta Quintana". En esta primera fase previa a la de rehabilitación, desde el grupo de trabajo creado por Santos, junto con la concejala de Comercio y Mercados, Belén González, y la edil y también diputada provincial de Imagen y Promoción Institucional, María del Carmen de España, también reclaman la participación ciudadana. El Ayuntamiento, según explicaron, entregará un diploma a quienes participen.
Una vez localizadas las entradas y comprobada la situación en la que se encuentran los refugios, la rehabilitación quedará abierta a la iniciativa privada para que "los concesionarios que los exploten asuman su acondicionamiento y adecuación", como explica González, quien incide en que, no obstante, deberán "seguir los criterios que se marquen para evitar la degradación y pérdida de identidad de los refugios". En esa línea De España señala que la Diputación de Alicante generará "un manual" con pautas para "garantizar una imagen homogénea y una marca identificativa de los refugios". La diputada señala que se pretende evitar así "que los refugios pierdan su esencia y su memoria histórica" porque, incidió, "no queremos hacer un circo de ellos".
La iniciativa persigue, según Santos, convertir los refugios de la guerra en "un elemento diferenciador del resto de poblaciones para impulsar el turismo y lograr que el flujo de visitantes pase del Casco Antiguo "hasta el eje de Soto y Gadea". Por su parte, González señala que "supondrán un atractivo más para dinamizar las zonas comerciales" y, además, podrían incentivar la actividad "si albergan algún comercio".
El proyecto, según indican, está cofinanciado por las dos concejalías y la Diputación. Para este año, Comercio e Imagen Urbana han destinado 20.000 euros para el estudio encargado para localizar los accesos y para el diseño de las bocas de entrada a los refugios, que tengan una imagen similar. De cara a 2013, los ediles señalaron que todavía no tienen cuantificado el presupuesto que reservarán. En cuanto a los plazos, Santos indicó que "todo depende de las condiciones en las que nos encontremos los refugios, lo que nos planteamos es una continuidad".
Existen refugios como el de Alfonso el Sabio, que desapareció cuando se construyó el aparcamiento, o como el que se descubrió en el paseo de Campoamor con motivo de las obras del Auditorio Provincial que han desaparecido. Actualmente, se encuentran amenazados los refugios de la plaza de Séneca después de que el Ayuntamiento rechazara varias alegaciones para mantenerlos, entre ellas las de Esquerra Unida, en el proyecto del parking y la plaza que, inicialmente, se preveía en la zona. Al respecto, Santos afirmó que habrá que esperar a conocer el proyecto que finalmente se lleve a cabo y "estudiar la repercusión de conservarlo o no". En esa línea, González aseveró que "hay que tener en cuenta que en ocasiones hay proyectos consensuados en los que hay que primar el interés general y el de los vecinos", además de valorar "la singularidad de cada refugio".
Preguntado por la situación de abandono en la que se encuentran otros vestigios de la Guerra Civil, como las trincheras de la Serra Grossa, Adrián Santos -encargado de la Memoria Histórica- señaló que el Ayuntamiento es conocedor de su existencia y que se plantea su acondicionamiento, pero aludió a la actual falta de presupuesto.

 http://www.diarioinformacion.com/alicante/2012/12/13/ayuntamiento-pide-ayuda-ciudadana-localizar-accesos-refugios/1324421.html

El Ayuntamiento quiere rehabilitar los refugios de la Guerra Civil

 El Ayuntamiento quiere rehabilitar los refugios de la Guerra Civil

El proyecto pretende recuperar casi un centenar de estos lugares subterráneos y utilizarlos como museos o galerías de arte





El Ayuntamiento quiere rehabilitar los refugios de la Guerra Civil
El Ayuntamiento quiere rehabilitar los refugios de la Guerra Civil RAFA ARJONES

La documentación la aporta el Archivo Municipal con planos, croquis y datos de las zonas donde los alicantinos se cobijaban de las bombas de la aviación

Gerardo Muñoz Lorente
www.gerardomunoz.com
El Ayuntamiento de Alicante, en colaboración con la Diputación Provincial, proyecta la recuperación de algunos de los refugios antiaéreos que se construyeron en la ciudad durante la Guerra Civil, rehabilitándolos como museos, galerías de arte o bodegas. Pero antes hay que localizarlos, encontrar las entradas e inspeccionarlos. Para ello se parte de una documentación hallada en el Archivo Municipal, con planos, croquis y datos estructurales de casi un centenar de estos lugares subterráneos donde los alicantinos buscaban amparo durante los bombardeos.
En el Archivo Municipal de Alicante no se conservan los planos de los refugios antiaéreos levantados antes de su construcción durante la Guerra Civil, seguramente porque nunca existieron. La urgencia por dar a la población cobijo inmediato y suficiente ante el reiterado bombardeo de la aviación enemiga, probablemente hizo que se realizaran las obras para fabricar los refugios, o habilitar sótanos y lugares subterráneos con tal fin, sin dibujar previamente planos o croquis. Y, si se hicieron, se han perdido. O quizá no y puede que alguien los tenga guardados, al menos parte de ellos.
Pero en los armarios del Archivo Municipal sí que se guardan los informes realizados por los técnicos consistoriales que inspeccionaron los refugios antiaéreos durante la década de 1940, que posteriormente, en 1953, fueron incluidos en un Plan Especial de refugios públicos. Medio siglo después, en el año 2003, en otro Plan Especial, el de protección arqueológica del término municipal de Alicante, se incluyó aquella información elaborada sobre los refugios antiaéreos.
Casi un centenar de refugios
En el subsuelo alicantino hubo repartidos durante la Guerra Civil más de un centenar de refugios antiaéreos públicos, pero en los informes municipales aparecen 96. En estos informes se reseñan datos tales como localización, estructura, extensión y dimensiones de los mismos. En muchos se indican los nombres de las plazas o calles donde se hallaban las entradas. Y, en medio centenar, se acompañan croquis.
Con esta información, un equipo del COPHIAM (Conservación del Patrimonio Histórico-Artístico Municipal) dirigido por el arqueólogo Pablo Rosser elaboró en 2003 una serie de fichas de casi todos los refugios, dentro del ya mencionado Plan Especial de Protección Arqueológica (P.E.P.A.). Así como un plano de Alicante en el que se señalan los lugares concretos o aproximados donde se encuentran 94 de estos refugios. Fichas y plano que ahora se están utilizando para intentar encontrar el lugar exacto donde se hallan estos subterráneos, reabrir sus entradas, inspeccionarlos y, a ser posible, rehabilitarlos para abrirlos al público.
No están todos
Pero, como decíamos, se sabe que en Alicante había durante la Guerra Civil más de cien refugios antiaéreos públicos. Entre 120 y 180, según las fuentes consultadas. Se ignora cuántos refugios particulares había, pero debieron ser muchos. Después del catálogo elaborado por el COPHIAM en 2003, han aparecido o se ha conocido la existencia de varios refugios más, como el situado en el sótano de la actual sede universitaria, en la avenida Ramón y Cajal, cubierto por una gruesa capa de hormigón. O el que se encuentra en el subsuelo del patio de la Comandancia de la Guardia Civil.
En el año 2010 se descubrió un refugio en las entrañas del Benacantil, en la ladera bordeada por la avenida de Jaime II, durante las obras de acondicionamiento de ese terreno como parque urbano. Al finalizar estas obras el refugio quedó tapado nuevamente, si bien fue registrado con una referencia topográfica y se colocó una trapa para facilitar el acceso.
Otros refugios corrieron peor suerte, como el que recorría el subsuelo de la avenida de Alfonso el Sabio, que desapareció definitivamente (ya había sido afectado por la construcción del colector) cuando se construyó el aparcamiento subterráneo. O como el refugio que fue descubierto en el paseo de Campoamor en 2007 durante las obras de construcción del Auditorio. Entonces la Conselleria de Cultura, a través de la Dirección General de Patrimonio, restó importancia a la destrucción de este refugio, tal como informó este diario en fecha 7 de septiembre de aquel año. Y, efectivamente, fue destruido, pese a los esfuerzos en contra realizados por varios técnicos municipales y el entonces concejal de IU, Fernández Cabello.
En el catálogo del Ayuntamiento el refugio antiaéreo que había bajo la avenida de Alfonso el Sabio aparece con el número 48 y se informa de que fue terminado en 1938, con capacidad para 400 personas. Y el también desaparecido en el paseo de Campoamor figura con el número 37, situado en las casas de Beneficencia (donde había dos entradas), entre dicho paseo y la avenida de Jijona, construido en 1937, con una extensión de 167 metros cuadrados y capacidad para acoger entre 800 y 1.000 personas. Afortunadamente, la sensibilidad de las autoridades, al menos las locales, ha variado, y ahora se pretende proteger y recuperar espacios como estos.


Museo
Por lo menos uno de estos refugios rehabilitados debería convertirse en un museo, con vídeos, fotografías y documentos sobre los bombardeos sufridos por la ciudad y la función que desempeñaban precisamente estos lugares de amparo público. A priori, el que tiene más posibilidades para convertirse en museo, por su ubicación y estructura, es el refugio que, según el catálogo municipal, está en la ladera del monte Tossal, bajo el castillo de San Fernando, en la calle Maestro Bretón, muy cerca de la Escuela Oficial de Idiomas. Pero depende, naturalmente, de cómo se haya conservado. La pretensión es hacer las modificaciones mínimas e imprescindibles de acceso y seguridad, para que los visitantes puedan recrear el ambiente real que se vivió en los refugios durante los bombardeos. Se da la circunstancia de que, durante la construcción de un edificio de viviendas, en el año 2006 quedó al descubierto una de las entradas a este refugio situado junto a la Escuela de Idiomas, pero volvió a taparse tras la conclusión de dichas obras.
Itinerario
También en principio se han elegido otros seis refugios para hacer obras de rehabilitación y reabrirlos al público. Uno se halla en el subsuelo de la avenida de Federico Soto, otro en el de la avenida Doctor Gadea, otro en el de la plaza Balmis, otro en el de la calle Quintana, y dos en el de la avenida General Marvá (cada uno en un extremo: junto a la plaza Luceros y bajo la escalinata). Se dispondría así de un itinerario de visitas de refugios que recorrería una buena parte del centro y la zona comercial de la ciudad. En uno de los refugios de la avenida General Marvá se ubicaría el puesto de venta de entradas, así como una sala de exposición temática, en la que se proyectarían videos de la Guerra Civil, y una tienda con artículos relacionados con los refugios y demás temas alicantinos de interés cultural y turístico.
En las fichas de cuatro de estos seis refugios aparecen uno o dos croquis. No hay croquis de los situados bajo la calle Quintana y la avenida de Federico Soto.
El refugio que hay en el subsuelo de la calle Quintana era conocido como el del Diario de Nuestra Bandera porque fue cedido por este periódico al Comité de Defensa Pasiva cuando se encontraba en construcción, en septiembre de 1938. En el acta consistorial de la sesión del 24 de noviembre de aquel año, se lee: «Se trata de un refugio de garantía, con las obras muy adelantadas, ya que solamente falta ejecutar parte del revestimiento de la galería, una escalera completa y un trozo de otra y cubrir el pozo de saca de escombros (€) teniendo en cuenta que en la zona donde está enclavado no existe ningún refugio oficial, estima conveniente no suspender las obras que deberán continuar por cuenta de la Defensa Pasiva, efectuando las obras de que quede el refugio independiente por completo de los talleres de Nuestra Bandera con libre acceso al público por las dos puertas de que conste (€) dejándoles para el servicio particular de los obreros y empleados de aquellos talleres otra puerta». Era del tipo de galería abovedada sobre tierra sin revestir en paramentos, contaba con dos entradas, una en la calle Pablo Iglesias y otra en la calle Quintana, y tenía una capacidad estimada de 800 personas.
Por su parte, el refugio que hay bajo el paseo de Federico Soto comienza en el mismo centro de la ciudad, junto a la plaza de Luceros, según se explica en la ficha correspondiente. El arquitecto municipal que redactó este informe dice que era del tipo de losa de hormigón armado, con capacidad para 170 personas y que tenía una única boca de acceso.
Objetivo: encontrar las entradas
Esta comisión de tres concejales se ha puesto como objetivo encontrar el mayor número de entradas posibles de refugios antiaéreos, antes de final de año. No va a resultar fácil. De momento, de los 96 refugios catalogados por el Ayuntamiento, solo se conoce una entrada accesible: la que se halla en la plaza del Carmen, que da a un refugio que hay en el subsuelo de dicha plaza y que, al parecer, se comunica con el que hay bajo la plaza Quijano. Se ha pedido presupuesto a una empresa constructora con medios geotécnicos. Por ahora la comisión cuenta con algo más de 20.000 euros que han dispuesto las concejalías de Imagen Urbana y de Comercio.
La iniciativa privada se hace hueco
Pero también la iniciativa privada tiene cabida en este proyecto municipal, ya que se tiene previsto cederle varios de estos refugios recuperados, para su apertura y prestación de servicios como galerías de arte, salas de exposiciones, bodegas, tascas, etc. Con la condición de que se respeten el espacio y el ambiente propio del refugio, empleándose instalaciones reversibles que eviten daños y modificaciones. Para ello, no obstante, sí que habrá que hacer una modificación puntual del Plan General Municipal de Ordenación Urbana, pues no permite el uso privado de los sótanos.

Además de cumplir con los requisitos de seguridad y, a ser posible, acceso a minusválidos, en este proyecto municipal se prevé dotar a las entradas de los refugios rehabilitados de elementos nuevos y comunes, que faciliten una imagen conjunta e identificadora.
 
 http://www.diarioinformacion.com/alicante/2012/12/11/ayuntamiento-quiere-rehabilitar-refugios-guerra-civil/1323791.html

Testigos enterrados de nuestra historia

Testigos enterrados de nuestra historia

El 25 de mayo de 1938 más de 300 personas murieron en el bombardeo del Mercado Central, muchas de aquellas víctimas eran mujeres y niños

 

Ponerse a salvo. A lo largo de su historia, Alicante ha sido bombardeada muchas veces, desde tierra y desde el mar. La última vez fue durante la Guerra Civil del siglo pasado, desde el aire. Pese a estar alejados de los frentes, la muerte y la destrucción se les vino encima a los alicantinos en forma de racimos de bombas caídas desde el cielo. Para ponerse a salvo, corrían a cobijarse en alguno de los numerosos refugios que atravesaban el subsuelo de la ciudad. En estos lugares esperaban a que cesaran los bombardeos. Eran lugares sombríos y húmedos, llenos de angustia y terror, pero también de tenacidad y esperanza.

Gerardo MUÑOZ En la madrugada del 5 de noviembre de 1936 tres aviones arrojaron diez bombas sobre la zona portuaria de Alicante. Además de producir grandes destrozos materiales, ocasionaron la muerte de dos personas y heridas a otra. Fue el primero de una larga serie de bombardeos que causó estragos entre la población y los edificios alicantinos.
El 28 de noviembre de aquel mismo año, ocho días después de que fuera fusilado el fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, Alicante fue sometida a un terrible castigo por parte de la aviación franquista: 160 bombas cayeron sobre la ciudad, produciendo terror y dolor, además de un gran incendio en los depósitos de la Campsa.
Durante aquellos primeros bombardeos de la guerra, los alicantinos buscaron refugio donde pudieron: en los sótanos de sus casas, si los había, en los del Mercado, en los del Teatro Principal, en las cuevas que había en los montes Benacantil y del Tossal, bajo las bóvedas de la Plaza de Toros? En previsión de nuevos ataques aéreos, la Junta Local de Defensa Pasiva, creada el 10 de julio de 1937 y presidida por el alcalde, ordenó la urgente construcción de refugios subterráneos colectivos. Para sufragar los gastos se estableció el pago de una cuota por cabeza de familia, así como un impuesto por la contribución industrial y comercial.
Construcción de refugios
Entre 1937 y 1939 se construyeron en Alicante más de un centenar de refugios públicos. De los 96 censados por el Ayuntamiento en la actualidad, se sabe que 41 fueron construidos en 1937, 40 en 1938 y tres fueron terminados en 1939. De los otros 42 solo se sabe que se hicieron en el transcurso de la guerra, sin especificar el año.
Cabe suponer que en los cuarteles habría refugios subterráneos o lugares donde cobijarse apropiadamente durante los bombardeos, pero no eran accesibles para la población civil. Esta debía buscar la salvación en los refugios públicos o en los particulares que se fabricaron en sótanos de edificios de viviendas, o huyendo a las afueras de la ciudad.
Los 41 refugios públicos que ya se habían fabricado en agosto de 1937 podían albergar más de 24.000 personas. Uno de estos se hallaba en el barrio de San Antón, en la ladera del Benacantil, con dos bocas de acceso por la casa número 46 de la calle de la Huerta. En sus pocos más de 26 metros cuadrados podían resguardarse un centenar de personas. Pero el 21 de noviembre de aquel año de 1937 un nutrido grupo de gente se quedó fuera de este refugio, junto a una de las entradas, para observar a los aviones enemigos. Tal imprudencia tuvo una trágica consecuencia, pues 37 de aquellas personas resultaron muertas y 60 heridas.
La columna del miedo
Fue por entonces cuando empezó a hacerse habitual ver a diario cómo un grupo de alicantinos cada vez más numeroso abandonaba la ciudad antes del anochecer. Impelidas por el pavor a los bombardeos nocturnos, muchas familias se iban de Alicante una vez acabada la jornada laboral, para regresar a la mañana siguiente. Marchaban al Barrio Obrero, o al Fondo de Roenes (en el actual Colegio Médico), o a las casas de campo de la periferia, o a los pueblos vecinos. En seguida empezó a ser conocida popularmente esta formación de gente atemorizada como la Columna del Miedo. En consecuencia, Alicante se quedaba por las noches medio vacía, aunque eso no impedía que los cines y demás espectáculos públicos siguieran funcionando hasta media noche.
Los que se quedaban en Alicante por las noches marchaban con premura hacia los refugios en cuanto sonaban las alarmas. Para ponerles a salvo del impacto de las bombas, estos lugares se encontraban varios metros por debajo del suelo o en el interior de las laderas de los montes.
Tras las bocas de acceso, los estrechos pasillos solían torcerse bruscamente para evitar los efectos de las ondas expansivas, en el caso de que cayeran bombas cerca de las entradas.
Difícil habitabilidad
La estancia en el interior de los refugios era angustiosa. No solo porque se oían los bombazos y se sentía temblar la tierra, sino porque las condiciones de habitabilidad de aquellas galerías subterráneas se hacían cada vez más incómodas, más desagradables, más agobiantes, según transcurrían las horas. A menudo se pasaban toda la noche allí abajo, en la mayoría de las ocasiones sin nada que comer o beber y sin mantas con que abrigarse, debido a la precipitación con que habían debido acudir al refugio. Muchos de estos sitios tenían iluminación eléctrica, pero la luz nunca era suficiente, ya que las pocas bombillas que había no sacaban de la penumbra a la mayoría de los rincones.
Casi siempre la gente se hallaba hacinada, sentada donde podía, a la espera de que acabase el bombardeo y poder salir a la superficie. Aguantando el olor nauseabundo y creciente que, a pesar de los respiraderos, formaban la humedad, el orín y los excrementos de los niños pequeños.
El año más angustioso
En julio de 1938 eran ya más de cien los refugios construidos en Alicante, capaces de acoger a cerca de 40.000 personas. Para recaudar dinero con que costear las obras, la Junta Local de Defensa Pasiva había redoblado sus esfuerzos, organizando en abril de aquel año una Semana pro-refugios, con la colaboración de varias organizaciones, como la Asociación Local de Mujeres Libres, y posteriormente una exitosa novillada con la que se obtuvieron más de treinta y una mil setecientas pesetas.
Pero fue precisamente ese año de 1938 cuando Alicante sufrió el mayor número de bombardeos y los más sangrientos. Los aviones enemigos, sobre todo Savoias italianos, partían casi a diario de su base en Mallorca para dejar caer sus cargas de muerte sobre los alicantinos, convirtiendo su vida cotidiana en una terrible pesadilla. El 9 de junio estos aviones bombardearon tres veces consecutivas la ciudad. Aunque fue unos pocos días antes cuando Alicante vivió su momento más trágico y doloroso. El 25 de mayo más de trescientas personas murieron cuando las bombas cayeron en la plaza del Mercado Central y en otros lugares concurridos de la ciudad. Muchas de aquellas víctimas civiles eran mujeres y niños.
Auténticos monumentos
Al acabar la guerra, Alicante había padecido 71 bombardeos. Como consecuencia de ellos, murieron 481 alicantinos, 790 fueron heridos y más de setecientos edificios de la ciudad habían sido destruidos o dañados. Bajo los escombros quedaron los refugios, inservibles una vez que dejaron de caer bombas desde el cielo. Con el tiempo fueron cerrándose sus bocas de acceso, cayendo sobre ellos el manto del olvido. También las numerosas pintadas que indicaban en las fachadas cómo llegar a aquellos agujeros salvadores fueron desapareciendo paulatinamente. Durante los últimos 73 años han permanecido la mayoría de estos asilos enterrados bajo capas de asfalto u hormigón.
Testigos mudos y escondidos de nuestro pasado reciente más funesto. Auténticos monumentos que, en la medida de lo posible, habría que recuperar, para mostrar a las generaciones presentes y venideras esa parte de nuestra historia colectiva que nunca deberíamos repetir.
Excavados en roca o en tierra arcillosa
La mayoría de estos refugios estaban excavados en roca o en tierra arcillosa, a veces con revestimiento de obra o mampostería; pero algunos eran del tipo de losa de hormigón armado, más conocidos como búnkeres. Tenían entre una y cinco entradas, con galerías de una altura suficiente para permitir el paso sin necesidad de agacharse, entre 1´80 y 2´20 metros; aunque había uno (en los Pozos de Garrigós) cuya galería alcanzaba los 8 metros, debido a que era realmente un aljibe. Sin embargo, la anchura de estas galerías no era siempre suficiente para permitir un acceso rápido cuando la gente, desesperada, se agolpaba en las entradas. Contaban los pequeños con uno o dos respiraderos, y hasta con 50 los más grandes. Los había de tan solo 15 metros cuadrados de extensión, pero otros debían superar los 200. Algunos solo podían acoger a unas pocas decenas de personas, como el que había en el subsuelo de la calle García Hernández, con un máximo de 40, pero al menos media docena podían albergar a más de mil personas, como el que había bajo las plazas de Quijano y del Carmen, con capacidad para 2.500; si bien lo superaba el que se hallaba en la Cantera, en las instalaciones de la Campsa, pues se dice que en él podían resguardarse 5.000 personas, aproximadamente. Varios de ellos fueron ampliándose hasta unirse.

 http://www.diarioinformacion.com/alicante/2012/12/13/testigos-enterrados-historia/1323792.html