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jueves, 30 de marzo de 2023

Recorrer las huellas de la República, la Guerra Civil y la represión en Dénia a través del itinerario de memoria democrática

 

Recorrer las huellas de la República, la Guerra Civil y la represión en Dénia a través del itinerario de memoria democrática

30 DE MARZO DE 2023 - 14:40

El Ayuntamiento de Dénia ha colaborado con la Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica en la elaboración de la guía Itinerarios de Memoria Democrática: Dénia, que se presentó ayer por la tarde en la Biblioteca pública con la intervención del concejal de Cultura, Raül García de la Reina y las autoras. El itinerario de memoria democrática dedicado a Dénia está trazado y redactado por Teresa Ballester, historiadora pionera en el estudio de la República y la Guerra Civil en la Marina Alta, y Rosa Seser, archivera de Dénia, ambas bien conocedoras de este periodo de nuestra historia reciente, que han escrito con cuidado y rigor histórico el contenido.

La Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica es la impulsora de estos itinerarios, un proyecto subvencionado íntegramente por el Ministerio de la Presidencia y Memoria Democrática, que incluye también la edición de las guías en las ciudades de Orihuela y Monóvar, poblaciones que también fueron escenario de eventos importantes durante los años de Guerra Civil y primer franquismo. La Universidad de Alicante se encarga de la coordinación de la edición.

En el itinerario dedicado a Dénia tienen cabida datos relativos a la República, la Guerra Civil y la época de represión posterior, todo estructurado en una guía de 56 páginas, con fotografías y documentos procedentes del Archivo municipal de Dénia, editada en valenciano y en castellano, y que en no mucho tiempo, se podrá consultar con un código QR que facilitará el acceso a todos.

La ruta trazada tiene un tiempo estimado de recorrido de 2 horas, comenzando en el puerto y finalizando en la plaza de Valgamedios. Las autoras proponen 9 puntos de parada, en los que recomiendan detenerse, hacer introspección y pararse a pensar qué sentían aquellos deniers y denieres, ayudándose de la guía para situar los hechos en el espacio para hacerlos reales. Por ejemplo, recorrer el túnel-refugio imaginando la oscuridad, el amontonamiento de la gente que se adentraba huyendo de los bombardeos, la incertidumbre y la inseguridad, el olor del miedo...

O pasear por la calle de la Vía conscientes de que la mañana del 18 de octubre de 1938, la aviación alemana dejó caer sus bombas sobre la ciudad matando a 14 personas, la mayoría soldados que estaban haciendo una trinchera de protección, pero también algunos civiles, como José Avargues, un joven denier de 16 años.

Los paseantes también podrán sentir un estremecimiento al conocer los que fueron espacios de represión al acabar la guerra: el sótano del colegio Maristas, que acogía prisioneros, o los almacenes de Morand, en la calle de la Mar con Carlos Sentí, que en el origen guardaban pasas; durante la República fueron escuelas públicas; en la guerra, centro de acogida de refugiados y, al acabar, centro de cierre de presos de los partidos judiciales de Dénia y Pego. También los edificios de la avenida de Gandia con la avenida de València, donde se ubicaba el campo de concentración España, una instalación donde llegaron a haber más de 1.500 personas.

Las nueve paradas por el núcleo urbano se complementan con visitas a lugares situados en los alrededores de la ciudad como el cementerio, el abismo del Montgó, las construcciones defensivas, las villas confiscadas durante la guerra y, incluso, la Cueva de las Calaveras, en Benidoleig, donde se trasladó la fabricación de armamento desde Dénia por tratarse de un lugar más seguro, fuera del peligro de las bombas que castigaban la ciudad.

Todo con el objetivo de dar difusión al público en general y, en especial, al mundo escolar, de los hechos de este período tan significativo para nuestra historia. Y también para descubrir los espacios que aún se conservan y procurar su preservación. Y, en tercer lugar, para destacar la historia del patrimonio monumental denier, con indicación del origen de las construcciones y de los hechos más relevantes.

FUENTE: https://www.denia.com/recorrer-las-huellas-de-la-republica-la-guerra-civil-y-la-represion-en-denia-a-traves-del-itinerario-de-memoria-democratica/




 

La UA inaugura un memorial en recuerdo de los republicanos exiliados



  • El busto de Amado Granell, el soldado español que encabezó la liberación de París, es obra de Pepe Azorín



El 24 de agosto de 1944, sobre las 20 h, los carros de combate de las fuerzas aliadas entraron en la plaza del Ayuntamiento de París liberando así a la capital francesa de la ocupación alemana. El batallón que protagonizó aquel hecho ha pasado a la historia como ‘La nueve’ y estaba formado por republicanos españoles bajo el mando del teniente Amado Granell. Hoy, en la Universidad de Alicante, frente a la puerta de la Biblioteca General, se ha inaugurado el memorial en recuerdo de los republicanos exiliados en Francia que lucharon contra los nazis en la II Guerra Mundial, representados todos ellos en la figura de Granell, quien recibió en vida la Legión de Honor del gobierno francés.



El busto, obra del pintor-escultor Pepe Azorín, ha sido descubierto por su autor y Catalina Iliescu, vicerrectora de Cultura, Deporte, y Extensión Universitaria, en un acto organizado por, además de la UA, el Archivo de la Democracia y la Comisión Cívica por la Recuperación de la Memoria Histórica, y  ha contado con la participación de la periodista alicantina Evelyn Mesquida, autora del libro La Nueve; Pedro Olivares, miembro de la Comisión Cívica; Joaquín García, presidente de la Asociación Vecinal de Carolinas Bajas-Les Palmeretes, y Antonia Serna, Secretaria autonómica de Cooperación y Calidad Democrática. Todos ellos han coincidido en señalar la aportación de este tipo de actos a la recuperación de la memoria y en reivindicar la figura de Amado Granell y a todos aquellos que, forzados al exilio, siguieron luchando por la recuperación democrática.



Amado Granell, que nació en la localidad valenciana de Burriana en 1898, fue concejal en el Ayuntamiento de Orihuela antes del golpe de Estado del 36 cuando se incorporó como voluntario al ejército republicano. El 28 de marzo de 1939 salió hacia el exilo, a Orán, en el Stanbrook desde el puerto de Alicante. En 1942 se incorporó a los Cuerpos Franceses de África con los que combatió en Túnez frente al mariscal Rommel. Integrado en la Segunda División Blindada del general Leclerc, Granell desembarcó en Normandía el 1 de agosto de 1944 y al mando de la 9ª Compañía fue el primer militar aliado que entró en París.  También hizo labores de intermediario en las conversaciones entre monárquicos (Don Juan) y socialistas (Francisco Largo Caballero) a finales de 1945 y comienzos de 1946. Con José María Aguirre, secretario personal de Largo Caballero, estableció la Agencia de Noticias Febus en París. Volvió a ejercer de intermediario en los contactos monárquicos-socialistas de 1947 y 1948 que culminaron con el llamado pacto de San Juan de Luz, que no prosperó debido a las conversaciones que Don Juan de Borbón mantenía por esas mismas fechas con Franco en el yate Azor. En 1950 estableció en París un restaurante, “Los amgios2, lugar de reunión de los exiliados españoles, y dos años más tarde regresó clandestinamente a España, donde vivió en Santander, Barcelona y Madrid hasta que estableció en 1969 una tienda de electrodomésticos, Radio Colón, en Alicante, en la calle Poeta Zorrilla. Falleció el 12 de mayo de 1972 en accidente de tráfico cerca de Sueca.

FUENTE: https://www.elperiodic.com/alicante/inaugura-memorial-recuerdo-republicanos-exiliados_893378#gallery-3

El itinerario por Dénia que descubre un campo de prisioneros en la plaza del Oeste o a una víctima de las bombas de 16 años

 

El itinerario por Dénia que descubre un campo de prisioneros en la plaza del Oeste o a una víctima de las bombas de 16 años


Rosa Seser y Teresa Ballester durante la presentación del itinerario. En el recuadro la manifestación de la calle Campos.

Es pasear por la calle La Vía cualquier día de 2023, pongamos que este mismo jueves, detenerse un momento y pensar, aquí hace más de ocho décadas murieron en un bombardeo 14 personas, incluida un chico de 16 que picaba almendras (luego volveremos a él). Es ir a comprar al masymas de la plaza del Oeste y mientras se coge el carrito de la compra pensar que allí mismo hubo un campo de concentración en el que concluida la Guerra Civil estuvieron encerradas hasta más de 1.500 personas de toda la comarca.

Esta historia va de eso.

Va de cómo cambian los edificios por los avatares de los hombres y las malditas guerras. El edificio Maristas: fundado por uno de los británicos que se dedicaban a la pasa en 1869, luego fue colegio y al concluir la Guerra Civil también centro de represión, una cárcel. El historiador Vicent Balaguer contaba cómo el había ido allí a la escuela antes del conflicto y cómo al concluir este último encerraron allí a parte de su familia.

Esta historia va de «recordar, de ponerse en el lugar del otro, en su piel, para saber lo que pueden sufrir los no combatientes en esa guerra, para evocar cómo una familia fue bombardeaba mientras comía en su propia casa y se le vino la muerte encima, y para que entendamos que eso no puede suceder nunca más, que hay que dialogar y entenderse antes de que eso ocurra. Aprender a convivir».

Pero para eso, agrega la jefa del Arxiu Municipal de Dénia, Rosa Seser, «lo primero es recordar, no silenciar nunca más como sucedió durante tantas décadas, poner las placas que haga falta». Seser de hecho, muestra su perplejidad por el hecho de que hasta hace bien poco (hasta 2018 cuando se cumplieron 80 años de aquella catástrofe y el Arxiu hizo un esfuerzo ingente por recuperar memorias) no se había puesto una placa que recordara a los muertos de La Via o un estudio sobre todos los combatientes de Dénia, con sus nombres y apellidos que marcharon al frente.

Milicianos de Dénia en el batallón Juan Marco en Cuencia. Noviembre de 1936. Arxiu Municipal de Dénia (AMD). Herederos de J. Bertomeu.

A ese ánimo de darle jaque al olvido contribuye ahora la obra que han realizado la propia Seser y la historiadora Teresa Ballester. Se trata de Itinerarios de Memoria Democrática. Dénia, un encargo de la Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica y de la Universidad de Alicante para establecer por la Dénia actual un itinerario de los lugares donde acaecieron los principales acontecimientos de la II República, la Guerra Civil, y el franquismo. Y recorrerlos, claro.

No ha sido misión sencilla porque la Dénia de hoy, que rebasa los 48.000 habitantes, nada tiene que ver con aquella de la década de 1930, que entonces albergaba unas 13.000 personas, vivía de la agricultura y de la industria (estaba fuertemente sindicalizada) y nada sabía de turismos.

El público en la biblioteca.

El itinerario fue presentado ayer miércoles en la sala de la Biblioteca Municipal, que estaba  abarrotada como casi nunca: hubo gente que escuchó a las dos ponentes -y al concejal de Cultura, Raúl García de la Reina, quien presentó la obra- desde el pasillo. La ruta se puede realizar completa o en dos etapas, con el final de una y la salida de la otra en el túnel del Castillo.  Contabiliza un total de nueve paradas. Estas son.

1. Puerto de Dénia: Cuando Baix la Mar quedó despoblada

El paseo arranca en la Escultura del Vent en el puerto, cuyas obras aún continuaban en al comienzo de la guerra (1936-37), cuando se habilitó un nuevo muelle que permitió incrementar el volumen de exportación de naranjas, una gran entrada de divisas en aquellos tiempos difíciles.

Pero pronto llegaron las bombas a toda esta zona de la dársena y a Baix la Mar. El 13 de agosto de 1937 el crucero Canarias protagoniza  el primero de los 37 bombardeos que sufrió la ciudad,  la mayoría por parte de la aviación alemana e italiana aliada del ejército franquista. Afectaron sobre todo al barrio marinero que quedó despoblado: era donde se concentraban las fábricas de juguetes, algunas reconvertidas en factorías de material bélico y por lo tanto objetivo militar.

Pero al final la muerte desde el cielo llegó a otras muchas zonas habitadas. Murieron a lo largo del conflicto 32 personas y dejaron un centenar de heridos. Los Heinkel alemanes atacaban de noche, los Saviola italianos de día.

2. Marqués de Campo/ La Via: «Si no fuera por esta libreta es como si este chaval no hubiera existido»

La segunda parada se establece en la antigua estación del ferrocarril de Carxaixent (hoy Museu del Joguet), otro enclave conflictivo: las líneas de tren también fueron objetivo de la aviación. La estación fue vital para el abastecimiento de víveres: mujeres y jóvenes viajaban hasta las poblaciones de la Safor y la Ribera a cambiar aceite, pescado salado o panses por arroz. Durante la guerra el intercambio de víveres, y ya en la posguerra el extraperlo, permiten sobrevivir a una población hambrienta, sometida al racionamiento.

En la cercana fachada del Centro Social se halla la placa que recuerda a las víctimas de los bombardeos. Está allí porque en ese lugar acaeció el peor de todos: el 18 de octubre de 1937 los proyectiles alemanes matan a catorce personas y hieren a otras cincuenta. Muchas de las víctimas son soldados del Destacamento de Costas pero también fenecen algunos civiles. Uno de ellos, ese chaval de 16 años del que se hablaba al principio.

Libreta marítima de José Avargues. AMD.

Se llamaba José Avargues. No le dio tiempo a tener hijos. Pero los descendientes de sus familiares sí le han hecho llegar al Arxiu Municipal su libreta marítima. Con su foto. «Si no, es como si no hubiera existido», dijeron.

3. Marqués de Campo: Manifestación al ritmo de la Marsellesa

En la II República la calle Campos era muy similar a la actual: animado epicentro de la ciudad, con la costumbre de los almuerzos y los cafés con tertulia, de los que el Casino Neutro era el auténtico centro social. En los salones, cines y teatros tenían lugar los grandes mítines políticos. Partidos y sindicatos tenían allí sus sedes. El itinerario ha localizado dónde estaban la mayoría, aunque no ha sido fácil: los números de las viviendas en Dénia han cambiado desde entonces.

La terraza del Neutro en 1932.

«Podemos decir que a la sombra de los plataneros hoy como ayer se han producido los actos más destacados» de la vida del municipio. Toda vez que a diferencia de otras poblaciones, en Dénia y gracias a la fuerte implantación de los sindicatos en la industria, las fuerzas republicanas habían vencido en las elecciones sin necesidad de segunda vuelta, el 14 de abril de 1931 pasa por Marqués de Campo la gran manifestación que celebra la Proclamación de la República: es toda una demostración de alegría acompañada de la banda de música que toca la Marsellesa.

Desfile por la calle Campos. 1931. AMD.

Durante el conflicto bélico a la calle Campos se le cambió el nombre: se la rebautizó como calle José Roselló Sivera el primer miliciano de Dénia que cayó en combate en Extremadura. Unos tres mil soldados partieron de la ciudad al frente: murieron 42, desaparecieron 51.

4. Plaza del Convento de Sant Antoni: el arte que nunca regresó

Recién iniciada la guerra, el 27 de julio de 1936 la II República, régimen laico, ordena la confiscación de los bienes de la iglesia, considerada partidaria de los insurrectos, para usos bélicos. La iglesia-convento de Sant Antoni es ocupada por la Defensa de Costas y habilitada como garaje para sus coches y camiones. Elementos revolucionarios asaltan el 25 de septiembre de ese año iglesias, ermitas y conventos. Son destruidos objetos de culto.

Pero ayer Seser descartó la idea de que la República robara obras de arte religiosas. Fue al contrario: las protegió. Conforme fueron avanzando los bombardeos sobre Dénia que hacían peligrar su integridad, esas obras fueron enviadas a depósitos de Alicante. Cuestión aparte es que finalizado el conflicto no todas regresaron. Sí lo hizo, en seguida, la Santíssima Sang, pero en cambio la famosa cruz de término que se hallaba en esta plaza acabó en la catedral de Orihuela y se necesitó de un eterno pleito («cuyos documentos ocupan dos cajas enteras en el Arxiu») para que retornara a Dénia en 1982. Otras muchas obras no regresaron.

5. Maristas/Padre Victoria: se busca la foto de una pirámide

Como ya se vio, el colegio Maristas fue otro de los edificios cuyo uso cambió de forma vertiginosa en aquellos años. La enseñanza religiosa en el centro se mantuvo hasta abril de 1936 cuando ante el ambiente de oposición los maristas se marcharon. Durante los meses siguientes funcionó como escuela pública, con la guerra se instalaron locales municipales y sindicatos. Y al acabar el conflicto, sus sótanos fueron habilitados para acoger prisioneros en difíciles condiciones.

Frente a ese colegio se halla la calle Pintor Victoria donde se construyó un refugio con una famosa forma piramidal de hormigón armado en el subsuelo para proteger del fuego de la aviación a los trabajadores de la fábrica de juguetes Sauquillo, reconvertida en fábrica de armamento. Ese refugio fue destruido con dinamita en 1968 para abrir la calle. Hoy lógicamente se hubiera conservado. Seser lleva años pidiendo una foto que no existe de ese refugio: «Muchos deniers aseguran que jugaron allí de pequeños pero hasta ahora no ha aparecido ni una imagen».

Vista de Dénia en 1960 con el refugio de la fábrica de Sauquillo, que sobresale de forma piramidal.

Las nueve fábricas de juguetes fueron colectivizadas para ese esfuerzo de guerra y socializadas por la UGT y la CNT. Las de juguetes metálicos se usaron para fabricar estabilizadores de granadas, cartuchos y balas de fusiles; las de madera para culatas de fusiles o camas militares. Ya en 1938, cuando arreciaban los bombardeos, las máquinas de industria de guerra fueron trasladadas a la Cueva de les Calaveres de Benidoleig, a 15 kilómetros, donde ya se hacían bombas de mano.

6. La calle La Mar / Diana: las voces de los refugiados y las rejas de los presos

En la calle La Mar, llamada entonces Canalejas, se ubicaban los almacenes Morand, durante las décadas anteriores destinadas a la pansa. Otro edificio que mudó mil caras. En 1933 se habilitó allí una escuela pública en ese esfuerzo republicano por sustituir la enseñanza religiosa por la laica. Ya en la guerra sirvió como centro de refugiados procedentes de las zonas más próximas al frente, sobre todo de Madrid, Córdoba o Castelló. Llegaron unos 2.500, sin recursos, y colapsaron las posibilidades económicas del comité local de refugiados. Fueron alojados en casas desocupadas o incautadas o en espacios como este almacén.

Este último se convirtió al concluir el conflicto en otra prisión más. Las rejas entrecruzadas del primer piso dan fe de ello. El almacén sirvió de cárcel hasta julio de 1939, cuando los represaliados fueron trasladados a otras poblaciones.

Detalle de la reja del piso superior de los antiguos almacenes de Morand. AMD.

Desde la calle La Mar pueden observarse dos escenarios más de guerra. El Castillo, cuya imagen fue sobreimpresionada en los billetes de dinero republicano emitido por el comité de enlace de Dénia durante la guerra, y cuya estatua del Sagrado Corazón fue derribada durante el verano del 36 por el furor revolucionaria ante el estallido del conflicto.

Y la calle Diana, donde en etapa republicana estuvo el local del principal sindicato local, la Unión Obrera Dianense, la CNT. En otro edificio de esa calle concluida la guerra en abril del 39 se instauró el Juzgado Militar Permanente  de Dénia-Pego, que instaba a los vecinos a presentar denuncias contra personas sospechosas de lealtad a la República.

Miedo bajo el túnel: «¿Y si se nos cae la montaña encima?»

El itinerario dedica una extensa parada al refugio bajo el túnel del Castillo cuya construcción ya contó La Marina Plaza cuando fue musealizado. Pero ayer Ballester y Seser dedicaron un largo tiempo a volver a «ponerse en el lugar del otro»: evocaron el miedo de mujeres y niños «amontonados» en la oscuridad del túnel, mientras la aviación enemiga tronaba sobre la ciudad.

Ambas historiadores rememoraban antiguos testimonios de gente que estuvo allí: «Los lloros cuando alguien llegaba corriendo y le decía a otra persona, tu casa ha desaparecido»; la suciedad en una época en la que no había jabón y se acumulaba la basura en el refugio, que tenía un piso de tierra. «Gente que no quería salir del refugio ni cuando la alarma había cesado, gente que no quería entrar no fuera que la montaña se les viniera encima».

7. Plaza de la Constitució: Y aquí acaba la manifestación

Se alza la bandera republicana y se arrojan los cuadros del rey. 1931. AMD

¿Se acuerdan de la manifestación que al ritmo de la Marsellesa avanzaba el 14 de abril de 1931 por Marqués de Campo Pues como sucede con todas las manifestaciones de Dénia acabó aquí, en la plaza de la Constitució, ante el ayuntamiento.  Aquello dio lugar a esa famosa foto en la que pueden observarse cómo los retratos que el Pintor Llorens hizo del rey Alfonso XIII son arrojados de los balcones del consistorio y quemados en la plaza. Hay personas que salen en esta foto y también en la de Marqués de Campo, como un famoso anarquista apodado el xeperudet.

El libro analiza de forma breve los diferentes gobiernos republicanos del ayuntamiento, donde se instauró una prisión más, el depósito municipal, que acogió durante la guerra a elementos conservadores que luego fueron juzgados en los tribunales populares de Alicante o asesinadas por la Pepa, el llamado terror revolucionario. Ese fue el caso de las 15 personas arrojadas a una sima del Montgó, en la terrible Nit de l'Avenc.

Concluido el conflicto, el salón de plenos del ayuntamiento, el mismo de ahora, se convirtió entre junio y noviembre de 1939 en tribunal militar: se celebraron hasta 200 consejos de guerra de los partidos judiciales de Dénia y Pego sin garantía alguna para los acusados. Algunos de los republicanos juzgados fueron condenados a muerte y fusilados en el cementerio.

8. Calle Loreto: Incendio en un convento

El tránsito de la plaza de la Constitució al Loreto permite visionar otros edificios religiosos que también acabaron incautados durante la guerra. La iglesia de l'Assumpció, aún en la plaza, fue habilitada como almacén; o el colegio de las Carmelitas, ahora hostal Loreto: todas las monjas abandonaron Dénia salvo las que quedaron en el hospital de caridad.

Poco antes del conflicto bélico, el 15 de enero de 1936, se produjo un incendio en el convento de las Agustinas. Nunca se estableció si fue fortuito o provocado pero destruyó el interior del edificio. Se produjo un famoso episodio: un sindcalista logró salvar la imagen de la Santísima Sang, tal y como inmortalizó la prensa coetánea. El convento fue confiscado en agosto del 36 y dedicado a residencia de ancianos.

9. Plaza del Oeste: El campo de concentración España

¿Han leído ya mucho sobre cárceles? Pues no ha acabado. Todos los represaliados no cabían en las descritas hasta ahora (Maristas, Morand, Depósito municipal…) y hubo que crear un campo de concentración en la plaza Valgamediós para todos los prisioneros republicanos de Dénia y la comarca. Se calcula que por allí llegaron a pasar 1.500 personas.

En la parcela de la finca marrón se asentó el campo de concentración. En la imagen, desde la avenida de València.

Seser describió ayer que la ubicación concreta de ese campo fue hasta hace poco una incógnita. Pero se basan en el testimonio oral de una vecina para aseverar que se encontraba en esa plaza, en la finca ubicada ya en la salida hacia el Camí de Gandia. Esa mujer contaba que los presos aún tenían ánimo para piropearla cuando pasaba por allí: «Eh, xiqueta, a on vas?».

Último bombardeo: una familia de refugiados que estaba comiendo

Desde la Plaza del Oeste se puede enfilar la calle Major donde ocurrió otra historia terrible: el último bombardeo sobre Dénia el 28 de marzo de 1939, ya con la población rendida y la bandera nacional en el ayuntamiento. La aviación italiana lanzó bombas que cayeron sobre el número 13 de esa familia y que también afectaron a casas de la vecina calle del Pare Pere. Murieron dos personas, fueron destruidas cinco casas. Los proyectiles se vencieron sobre una familia de refugiados que estaba comiendo en ese momento.

Rutas complementarias

Cementerio de Dénia:

Fueron fusiladas en el cementerio un total de 49 personas de diferentes pueblos de la Marina Alta, incluidas 16 de Dénia. En pleno franquismo, a finales de los años cincuenta y con el permiso del alcalde de Dénia se abrió la fosa, lo que permitió a los familiares llevarse restos de los asesinados a sus pueblos; otros optaron por colocar allí una lápida que los «dignificara y recordara». «Dénia fue muy adelantada a otras poblaciones en ese sentido.

L'Avenc del Montgó:

Monumento en el Montgó a las víctimas del terror rojo. AMD.

El Montgó fue durante el conflicto bélico escenario de los asesinatos de personas conservadoras a manos de  milicianos incontrolados. 39 deniers murieron de esta manera. Destaca el caso de l'Avenc del Montgó, en la plana de Xàbia, cuyo monumento (una cruz y un altar) de recuerdo a las víctimas puede visitarse. Fueron arrojados a esa sima 15 hombres.

Torrecremada

Se puede visitar porque es municipal y en el itinerario se incluye como símbolo de todas las villas que fueron confiscadas durante la guerra tal y como dictaminaba el gobierno republicano. En Dénia fueron varias: Torrecremada se convirtió sede de la comandancia militar. El resto hoy en día son privadas y por lo tanto no visitables: en la finca de Campo Torres se habilitó un sanatorio municipal; la del Tossalet se erigió en Hospital de Sangre; la de Torreta de Gavilá sirvió para el hogar sueco de niñas y niños huérfanos; Villa Cándida fue centro hospitalario de las Brigadas Internacionales…

Venta del Burro

En la línea costera de Dénia se instalaron toda una serie de construcciones defensivas: nidos de ametralladoras y baterías costeras. Quedan ya muy pocos vestigios. La batería de la Venta del Burro en Les Rotes es una de ellas pero su estado de conservación es «lamentable» y las historiadoras instan a su preservación  antes de que desaparezca «completamente».


Cova de les Calaveres

Ubicada en Benidoleig,  su inclusión obedece a que allí acabaron las máquinas de fabricación de material bélico evacuadas de Dénia cuando ya más arreciaban los bombardeos.

FUENTE: https://lamarinaplaza.com/2023/03/30/el-itinerario-por-denia-que-ha-descubierto-un-campo-de-concentracion-en-la-plaza-del-oeste-o/




martes, 28 de marzo de 2023

Alicante a través del DeLorean: 84 años del buque Stanbrook

 Alicante a través del DeLorean: 84 años del buque Stanbrook

Esta sección nos trae la historia del último barco que transportó refugiados republicanos que escapaban de la Guerra Civil Española. Una historia que sucedió en Alicante

Busto de Archivald Dickson en el puerto de Alicante

 | Juanjo Morote Edición Alicante
  

Un 28 de marzo más de 2500 personas se agolpan ansiosas, impacientes y deseosas de que su vida tome el rumbo correcto en el puerto de Alicante. Es 1939 y las tropas franquistas acechan la ciudad. Su gobernador, leal al presidente de la República, era detenido y los vítores franquistas por la victoria de la cruel Guerra Civil Española retumbaban por los cuarteles nacionales donde militares con mano alzada y uniforme de militar, entonaban las notas de la Marcha Real.

El buque Stanbrook era un carguero de la naviera France Navegation que se encargaba de transportar carbón por las aguas mediterráneas. El buque Maritime era un barco cuyo cometido era recoger a 32 autoridades republicanas. Ambos conscientes de la escena. Ambos tomaron caminos diferentes. 

Al Maritime subieron los 32 políticos y personajes republicanos, dejando a miles y miles de ciudadanos (también republicanos) atrás. El Stanbrook esperaba un nuevo encargo de tabaco, naranjas y azafrán para transportar. El galés Archibald Dickson era el capitán. Tomó una decisión que pasaría a la historia, acoger a todos aquellos que pudieran subir y ayudarles a escapar del horror de la barbarie que se avecinaba en la ciudad de Alicante.

El buque Stanbrook embarcó, según las cifras oficiales a 2638 personas, el listado de nombres que estaban tanto en el Stanbrook, como en el Maritime se encuentra en la Web del archivo de la UA 

 La idea del capitán era alcanzar Marsella. El cometido estaba claro, zarparían pasadas las 23:00h con las luces apagadas, pues las flotas franquistas bloquearon esa parte del Mar Mediterráneo para que no se produjeran escapadas. De hecho, la flota militar franquista, llamada ‘Canarias’, avistó movimiento en el mar y bombardeó en dos ocasiones al Stanbrook sin acertar de pleno. Fue cuando cambiaron el rumbo y las miradas por parte de la tripulación se centraron en Orán.

Desembarco en Orán del Stanbrook

Argeliapor aquel entonces, era un protectorado francés, por lo que a priori no debería haber habido ningún problema para el desembarco y la acogida de los refugiados republicanos que escapaban de la dictadura. Al llegar al puerto de Orán, después de más de 22 horas de viaje, comenzaron los contratiempos. Las autoridades francesas negaron la autorización para el desembarco, no obstante, las gestiones del diputado socialista Rodolfo Llopis, consiguieron el permiso para que mujeres y niños abandonaran el barco. Un mes después, se les permitió bajar a los hombres.

 El grupo de mujeres y niños que sí que habían tenido la ‘suerte’ de pisar tierra firme fueron llevados a la antigua cárcel española ‘Cardenal Cisneros’ donde se lavaron y se instalaron. Pasado un mes, cuando todos los integrantes del Stanbrook pisaban tierras africanas, fueron transportados a un campo de concentración. Concretamente situado en el interior del Desierto del Sahara, donde los soldados senegaleses torturaban y maltrataban a los europeos. Como en cualquier campo de concentración. Los hombres fueron mano de obra gratis para los africanos, ya que fueron obligados a construir el tren ‘Transahariano’. 

Amado Granell, del desembarco en Orán al desembarco de Normandía

 No todos los hombres fueron obligados a construir el ferrocarril que conectaba el Sahara, algunos tuvieron la ‘suerte’ de poder alistarse en las tropas francesas para luchar con el bando aliado en la Segunda Guerra Mundial. Este fue el caso de Amado Granellintegrante número 40 del buque Stanbrook en aquel fatídico 28 de marzo en el Puerto de Alicante.

Granell, nacido en Borriana aunque afincado en Orihuela, se alistó a las tropas francesas y fue partícipe de, nada más y nada menos, el Desembarco de NormandíaEl Día D. No conforme con ello, después comandaría una de las dos secciones de la Novena Compañía de la División Leclerq que liberaría la ciudad de París. Una de las primeras tropas aliadas que entraron en la capital francesa, tras la Francia Nazi de Petain.

El capitán del buque, Archibald Dickson, una vez desembarcados todos los tripulantes refugiados en el Puerto de Orán volvió a Gran Bretaña. En el transcurso entre Orán e Inglaterra, cuando se encontraba por el Mar del Norte - a la altura de Dunkerque-, fue torpedeado por un submarino alemán. El buque se hundió. 20 tripulantes, incluido Archibald Dickson, murieron en el acto.

Los que no subieron al buque

El 28 de marzo zarpó el Stanbrook del Puerto de Alicante. El 30 de marzo las tropas franquistas entraron a Alicante. El 1 de abril se da por finalizada la Guerra Civil Española. Una vez instaurado el franquismo, la ciudad recibiría numerosas represalias. La primera fue transportar a la fuerza a todos los republicanos que no pudieron escapar ese 28 de marzo a un campo de concentración.

En aquella época ‘El Campo de Concentración de los Almendros’ se consideraba afueras de la ciudad. Hoy en día se trata de una zona muy transitada que colinda con la Avenida de Dénia, concretamente en el barrio de La Goteta. Las condiciones no eran buenas, no había provisiones y apenas agua. Se trataba de un campo de concentración provisional, comandado por tropas italianas. Cuenta la leyenda que los republicanos al no poder llevarse ni un mendrugo de pan a la boca, se comían las propias hojas de los almendros.

La estimación es que en el Campo de Los Almendros perecieron alrededor de 1000 personas, ya sea por el hambre o por los fusilamientos. 10 días después de haber encerrado a miles de personas en un espacio tan pequeño y sin provisiones, los altos cargos franquistas decidieron transportar a los presos al campo de concentración de Albatera. Por ‘suerte’, el campo de Albatera cerró en octubre y los presos fueron esparcidos entre campos y cárceles por la península.