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domingo, 19 de febrero de 2023

De las masacres de Málaga y Dénia a llevar invitados a la boda de Juan Carlos I: la historia del crucero Canarias

 

De las masacres de Málaga y Dénia a llevar invitados a la boda de Juan Carlos I: la historia del crucero Canarias

  • En apenas unos meses de 1937, el crucero pasó de ser uno de los artífices de la Desbandada en la que murieron cinco mil personas en una carretera andaluza a protagonizar el primer bombardeo sobre la capital de la Marina Alta, donde disparó 40 proyectiles, mató a dos mujeres y un adolescente, y hundió un vapor
  • En Dénia una canción clamaba porque el Canarias fuera hundido en la guerra, a la que sin embargo sobrevivió: en las décadas siguientes intentó sin éxito evitar el secuestro de un transatlántico portugués y tomó parte en los conflictos del Ifni y Guinea Ecuatorial

El crucero Canarias.📷 ABC.

Hace unos días se celebró la séptima edición de una marcha conocida como la Desbandá, que recorre entre Málaga y Almería la misma carretera en la que murieron masacrados unos 5.000 civiles que huían de la capital malacitana al ser conquistada por las tropas franquistas el 8 de febrero de 1937. En uno de los episodios más terribles y también silenciados de la Guerra Civil,  el ejército franquista atacó aquella columna de refugiados por mar y aire. Un testigo de la masacre, el médico canadiense Norman Bethure, la describió como «doscientos kilómetros de miseria».

Participaron en el bombardeo además de la fuerza aérea franquista varios buques, entre ellos dos cruceros gemelos, el Balearia y el Canarias. Este último es el que nos interesa para continuar nuestra historia, porque hay latitudes aparentemente lejanas cuyas tragedias están unidas por el mismo nombre.

Hilera de refugiados de La desbandá. .📷 Hazen Sise | Biblioteca Nacional

El Canarias fue un crucero pesado cuya construcción ordenó Primo de Rivera en 1928. Su botadura tuvo lugar en mayo de 1931 ya bajo la presidencia, paradojas de la historia, de un ministro de la II República, Santiago Casares Quiroga, cuya esposa, para mayor ironía, fue la madrina.

Sin embargo, el buque no entró en servicio hasta septiembre de 1936 ya en plena Guerra Civil y siempre en el bando franquista. Su velocidad de 33 nudos y su imponente artillería, que les permitía efectuar intensos bombardeos sobre la costa, provocaron que tanto el Canarias como el Baleares fueran muy temidos por el ejército republicano y la población civil: «Parecía que ambos podían aparecer en cualquier lugar y en cualquier momento» recoge Paul Preston en El Holocausto Español.

Del Cantábrico al Mediterráneo

Otra imagen del Canarias en sus primeros años de trayectoria.📷 La Razón.

La hoja de servicios del Canarias fue impresionante desde el comienzo del conflicto, cuando ya participó en operaciones de bloqueo naval en el Cantábrico apresando varios buques republicanos. El 13 de septiembre del 36, bajo mando del comandante Francisco Bastarreche -atención a este nombre-, hundió en aguas del Estrecho de Gibraltar al destructor republicano Almirante Ferrándiz después de inutilizar una de sus calderas con un «tiro imposible a 20 kilómetros de distancia», según el historiador Octavio Ruiz. Fue una acción fundamental porque el Estrecho quedó libre para el pasado del ejército sublevado de África a la península.

Otra columna de La desbandá. .📷 Hazen Sise | Biblioteca Nacional

Todavía en aguas del sur peninsular protagoniza otras dos intervenciones decisivas: el 12 de diciembre de 1936 hunde al vapor soviético Komsomol frente a Orán, una acción con repercusión internacional que hizo a los soviéticos más reticentes a utilizar sus mercantes en apoyo a la República. Y el 8 de febrero de 1937 tuvo un papel decisivo en la tarea de sembrar de muertos y heridos la carretera de Málaga a Almería, como vimos. Bastarreche aún era su capitán.

Dejó de serlo poco tiempo después para encargarse de coordinar desde las Baleares acciones contra la retaguardia republicana y su población civil en las costas orientales de la Península. Y en esas operaciones volvió a intervenir el Canarias, que en agosto de 1937  bombardeó las costas de las comarcas alicantinas: el 13 de agosto, Dénia. Dos días después, Alicante.

El Canarias en el puerto de Palma de Mallorca.📷 Revista General de Marina.

Bautismo de sangre en Dénia

El del Canarias aquel verano de 1937 fue el primero de los 37 ataques que recibió Dénia durante la contienda. Significó su bautismo de sangre, la pérdida de la inocencia de una ciudad de retaguardia que hasta entonces no se había visto inmersa en ninguna acción bélica. Tuvo además un efecto devastador: durante una hora el crucero disparó cuarenta proyectiles sobre el puerto, la zona de la Caldera del Gas y los alrededores de la ciudad, lo que ocasionó la muerte de tres personas, dos mujeres y un adolescente, así como el hundimiento del vapor SAC.

Por todo ello es fácil comprender cómo el Canarias, que volvió a atacar Dénia en diciembre de ese mismo año, quedó grabado como una cicatriz tenebrosa en la memoria colectiva de la ciudad. Y aunque la gran mayoría de los bombardeos siguientes fueron efectuados por las aviaciones alemana e italiana, que actuaban desde su base en Mallorca, la sola mención del barco todavía causaba un hondo pavor.

Un bombardeo en el puerto de Dénia en época ya posterior al Canarias, 1939.📷 Eladi Mainar.

Una canción para la esperanza

Aquellas ofensivas fueron ordenados por el alto mando franquista al considerar Dénia un objetivo militar tanto por la importancia de sus instalaciones portuarias como por sus factorías de municiones y provocaron un total de 32 víctimas mortales y más de un centenar de heridos. La ciudad se vio obligada a protegerse, eso sí, como pudo y a la velocidad que pudo: el Comité de Defensa Pasiva diseñó una red de refugios que debían costear los vecinos. En diciembre de 1937 comenzó a construirse para cumplir con esa misión el túnel bajo el castillo que no fue inaugurado hasta julio de 1938, es decir casi un año después de aquel primer ataque del Canarias.

Fábrica de juguetes Carrasco y Viuda y Hermanos Marsal en Dénia, reconvertida en fábrica de granadas de mano y destruida por un bombardeo en 1939. 📷 Archivo Histórico del Ejército del Aire.

El historiador Vicent Balaguer, que recordaba haberse guarnecido de niño en aquel túnel mientras aviones o barcos escupían fuego sobre Dénia, evocaba otra prueba del miedo de la ciudad al Canarias: cuando su gemelo el Baleares fue hundido en marzo de 1938 por un torpedero republicano en el cabo de Palos, se cantaba por las calles de Dénia que el Baleares ya está en el fondo del mar y pronto el Canarias le irá a hacer compañía». 

Aquellos deseos sin embargo no se cumplieron: el Canarias, que también participó en aquella operación del cabo de Palos tan desgraciada para la armada franquista, no solo sobrevivió a la guerra, participando en el bombardeo sistemático del puerto de Barcelona, sino que navegó durante varias décadas más.

De evitar secuestros a Guinea Ecuatorial

Acabada la contienda civil, durante la Segunda Guerra Mundial, el crucero intervino en un fracasado intento para rescatar supervivientes del acorazado alemán Bismarck, hundido por los británicos en el Atlántico en 1941. Fue un gesto de lo cerca que en aquel momento estaba el régimen franquista de los nazis.

A la izquierda una muestra de la potencia artillera del Canarias 📷 Colección Fernando Truyols. A la derecha, portada de ABC alabando su intento de rescatar náufragos del Bismarck.

Con el paso de los años su trayectoria de combate fue por las circunstancias históricas ya menos espectacular. Participó a partir de 1957 en la guerra de Ifni, efectuando una vez más -su mejor virtud- bombardeos sobre la costa. En diciembre de aquel año integró una flota para intimidar al Gobierno de Marruecos apostándose en zafarrancho de combate frente al puerto de Agadir, aunque no se llegó a disparar contra esa ciudad.

Arriba, el Canarias iluminado en Atenas por la boda de Juan Carlos I. 📷 Todoavante. A la derecha zarpando del puerto de La Coruña a finales de los años cuarenta. 📷 A. Corsanegro / Defensa.com

Ya otra vez en periodo de paz, en mayo de 1962 el Canarias trasladó al ministro de Marina, el almirante Felipe José Abárzuza, como embajador de Franco a la boda en Atenas entre Juan Carlos de Borbón, actual rey emérito, y Sofia de Grecia. El crucero se engalanó para aquella ocasión.

Y a principios de 1963 se vio envuelto en un rocambolesco episodio: lo mandaron a perseguir al transatlántico portugués Santa María que mientras cubría la ruta Caracas-Lisboa-Vigo fue secuestrado por un comando del Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación. Sin embargo el Canarias no encontró el barco: sus secuestradores lo llevaron hasta Recife, donde recibieron asilo político.

El Canarias en una etapa más moderna aunque sin fechar en el puerto de Palma. 📷 Balearspotting

Su última operación internacional tuvo lugar en 1969, cuando se implicó en operaciones de evacuación de ciudadanos españoles en Guinea Ecuatorial durante la crisis entre ese país y el Gobierno de España.

Retiro y memoria histórica

Su longevidad convirtió al Canarias en la más célebre buque de la Marina de Guerra española, su auténtica insignia. Durante cuarenta años llegó a embarcar una dotación de mil hombres y tuvo 43 capitanes. Fue dado de baja el 17 de diciembre de 1975 y varias ciudades portuarias, desde Barcelona a Cádiz o El Ferrol pidieron su cesión para convertirlo en barco museo. Ninguna lo logró y finalmente fue subastado para desguace en septiembre de 1977.

El Canarias en su última navegación, rumbo al desguace.📷 Revista General de Marina.

Algunas partes del crucero sin embargo sí se conservaron. Una de sus cuatro hélices fue entregada a Santa Cruz de Tenerife para su exposición en un parque público, de donde fue retirada en 2022 en vigor de la ley de memoria histórica. Además, un cañón fue a parar a Las Palmas, la segunda torreta de proa y el mobiliario de la cámara del almirante a la Escuela Naval de Marín y la campana del buque, el telémetro y la caña del timón al Museo Naval de Ferrol.

Bastarreche en Dénia

Esquela del militar en ABC.

Uno de los primeros comandantes del Canarias fue Francisco Bastarreche Díez de Bulnes (Cádiz, 1882-Madrid, 1962), quien como hemos visto era el capitán del buque durante la masacre de Málaga y tuvo también responsabilidad en bombardeos como los de Dénia. Concluida la Guerra Civil fue ascendido a almirante y nombrado hasta 1950 capitán general del Departamento de Marina de Cartagena, donde firmó 48 sentencias de muerte.

📷 Francisco-José Crespillo Peiró / Dénia Antiga. Recepción de Bastarreche en Dénia.

En 1947 y a bordo del dragaminas Lérez, Bastarreche se desplazó hasta Dénia con el fin de presidir los actos organizados para bautizar la explanada del puerto con el nombre de Cervantes. Junto a la corporación municipal que presidía el alcalde Antonio Muñoz, tomó parte en un Te Deum en la parroquia de la Asunción y en una recepción en el ayuntamiento. Además al almirante se le dedicó una calle en la zona portuaria en la actualidad ya suprimida del callejero de Dénia.

 

FUENTE: https://lamarinaplaza.com/2023/02/19/de-las-masacres-de-malaga-y-denia-a-llevar-invitados-a-la-boda-de-juan-carlos-i-la-historia-del-crucero-canarias/




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