La huella imborrable de Primo de Rivera en Alicante: una silueta esculpida en la fosa donde le enterraron
El hermano del militar vio la marca que dejó el cuerpo al tener encima otros cuatro cadáveres de fusilados y encargó a un farmacéutico «petrificarla»
A veces, se utiliza el término «huella imborrable» como tópico para poner de relieve el legado inolvidable de un persona para una ciudad. En el caso de José Antonio Primo de Rivera y Alicante, la expresión puede considerarse literal: la silueta de su cuerpo en la fosa donde le enterraron tras su fusilamiento quedó esculpida en piedra por un farmacéutico alicantino.
El relato de Teresa Duval Granell, difundido en internet desde Valencia en 2019, describe en detalle aquel episodio anecdótico y poco conocido: «El 4 de abril de 1939, tres días después de la liberación de Alicante, su hermano Miguel decidió sacarlo de la fosa para enterrarlo. Cuando levantaron el cadáver vio que, en la tierra, se había quedado marcada la silueta del cuerpo de José Antonio y decidió petrificar la silueta de su hermano y enmarcarla. Recordó que su amigo Salvador era farmacéutico y le encargó petrificar la huella».
Aquel trabajo artesano para inmortalizar de alguna manera al personaje histórico, homenaje privado a petición de su hermano Miguel Primo de Rivera, fue obra de Salvador Campderá Sala, que compartió celda con este familiar directo, que también estuvo encarcelado y después de la Guerra Civil fue ministro de Agricultura y Embajador en el Reino Unido, durante la dictadura de Francisco Franco.
Una biznieta de aquel farmacéutico, María Luisa Campderá, proporciona con su testimonio esta información de lo ocurrido inmediatamente después de aquella ejecución controvertida que cambió la historia de España.
«Al ser descubierta la tumba, dejó ver, cinco cadáveres. El del fondo resultó ser el de José Antonio. Sobre él yacían dos tradicionalistas y dos falangistas. En la tumba, de tres metros de profundidad, el cuerpo de José Antonio dejó sobre la tierra una huella, que perdura. Oscila entre los veinte y los treinta centímetros«, añade el mismo documento de Duval Granell, que cita en este caso la obra «La tumba de José Antonio», de Juan Hernández Petit (1939).
Aunque por una circunstancia triste y macabra, ese hacinamiento de cadáveres en una fosa común favoreció que se luego se pudieran ver con más precisión los rasgos físicos del cuerpo, al incrustarse más en el suelo de la fosa. «Esto, que a primera vista parece natural y lógico, por el peso de los otros cuatro cadáveres, resulta providencial si se equipara con casos distintos de semejantes características», señala el mismo autor.
El PSOE pide retirar cualquier vestigio
La fosa se puede visitar en Alicante, aunque actualmente el PSPV-PSOE ha presentado una moción en el Ayuntamiento para retirarla, así como cualquier vestigio de Primo de Rivera en el cementerio municipal, en aplicación de la Ley de Memoria Democrática. Se debatirá en el próximo Pleno municipal. No es la primera ocasión en la que los socialistas lo piden, aunque anteriormente sin apoyarse en esta nueva normativa.
Ajena a cualquier polémica política, la descendiente de aquel farmacéutico y escultor para la ocasión, recuerda con satisfacción aquellas vivencias de su familiar. «Aunque mi bisabuelo y yo no tengamos nada que ver con las ideologías falangistas, me enorgullece que mi bisabuelo haya participado, de alguna manera, en la historia de España», se confiesa en este documento titulado «Compartiendo celda con Miguel Primo de Rivera».
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