El día que Franco enterró a José Antonio en el Valle de los Caídos
Se cumplen este sábado 60 años de la reinhumación de los restos del fundador de Falange en Cuelgamuros
En la mañana del 30 de marzo de 1959, hace hoy justamente 60 años, los restos del fundador de Falange Española fueron reinhumados en la iglesia que Franco ordenó levantar en Cuelgamuros -al pie de la Sierra de Guadarrama- y que el dictador inauguró dos días después coincidiendo con el vigésimo aniversario del final de la Guerra Civil. «En aquel santuario, levantado en memoria de los gloriosos caídos de nuestra Cruzada, entiendo deberían ocupar el lugar más destacado los restos de vuestro hermano, nuestro inolvidable José Antonio. Así representaría, para el presente y el futuro, la capitanía entrañable de la legión de caídos en la Cruzada que, simbólicamente, alberguen los muros de aquella basílica», escribió el dictador en una carta mecanografiada que le envió a Pilar y Miguel Primo de Rivera en 1958, cuando ya había decidido el 1 de abril de 1959 como fecha para la inauguración de la basílica del Valle de los Caídos.
La efeméride coincide en el tiempo con la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de llevar a cabo la exhumación del cuerpo embalsamado de Franco, enterrado a unos metros de la sepultura del fundador de Falange dieciséis años después. El Ejecutivo también ha abierto la posibilidad de reinhumar los restos de José Antonio en un lugar menos preeminente del templo del Valle de los Caídos, aunque de momento es una declaración de intenciones y no ha dado un solo paso para avanzar en esa dirección.
Fusilado a primera hora de la mañana del 20 de noviembre de 1936 en el patio de la prisión de Alicante, el cuerpo de José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia fue enterrado inicialmente en una fosa del cementerio alicantino de Nuestra Señora del Remedio antes de su traslado -en noviembre de 1939- a los pies del altar mayor del monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid). «[Éste era] el lugar de España que sintetizaba, en aquella hora, con más solemne dignidad la profesión de nuestra fe eterna y el esplendor de nuestras glorias pasadas», proclamó Franco. Y allí estuvo la sepultura de José Antonio durante casi veinte años, hasta que concluyó la edificación de la basílica del Valle de los Caídos.
A las 19.05 horas del 29 de marzo de 1959 se inició la operación para apartar la losa que cubría la tumba. «A las ocho y cinco, en punto, se logró levantar la mitad de la gigantesca piedra de 3.500 kilos de peso por medio de tres barras de hierro con las que los trabajadores hicieron palanca sobre unos tarugos de madera. Poco a poco se logró mover la lápida que, con la escueta inscripción de ‘José Antonio’, cubría el féretro del Fundador desde cerca de veinte años», escribió el cronista del diario La Vanguardia.
Portada del diario ‘La Vanguardia’ del 31 de marzo de 1959, en la que informaba del traslado de los restos de José Antonio al Valle de los Caídos. Diez minutos más tarde se extrajo el ataúd. «Cubierto por las banderas de España y de Falange, queda depositado sobre unas andas en el centro de la basílica del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial», detalla el acta de presencia que Antonio Iturmendi Bañales levantó en su condición de notario mayor del reino como ministro de Justicia. Escrito en letra gótica, el documento forma parte de los 27.357 que integran el fondo documental de la Fundación Nacional Francisco Franco, accesible también en el Archivo General de Salamanca tras la subvención que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte concedió entre 2000 y 2003 (150.843,82 euros) para su digitalización y microfilmación. El 30 de marzo de 1959, minutos después de las ocho de la mañana, el prior de El Escorial y la comunidad de agustinos entregaron a Carrero Blanco -entonces ministro subsecretario de la Presidencia del Gobierno- los restos de José Antonio antes de que el cortejo fúnebre pusiera rumbo a la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Franco envió a aquel acto al ministro secretario general del Movimiento, el cordobés José Solís Ruiz, y al titular de Vivienda (el falangista bilbaíno José Luis de Arrese), además de Antonio Iturmendi. También estuvieron presentes cinco ex ministros (Carlos Asensio Cabanillas, Ramón Serrano Suñer, Raimundo Fernández Cuesta, José Antonio Girón de Velasco y Joaquín Ruiz Jiménez); el capitán general del Ejército, Agustín Muñoz Grandes; y otras «autoridades, jerarquías y afiliados al Movimiento y pueblo congregado en sentidísima manifestación de duelo», consigna el acta. La comitiva tardó cuatro horas y cuarenta minutos en cubrir los 14,3 kilómetros que separan el monasterio de San Lorenzo de El Escorial de Cuelgamuros, donde tuvo lugar la reinhumación exactamente a las 14.05 horas tras la misa oficiada por el abad Pérez de Urbel. «Reciben sepultura los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia en la nave principal de la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, al pie de las gradas del altar mayor, a presencia de las personalidades y autoridades y pueblo congregado», redactó Iturmendi. Como curiosidad, el féretro de José Antonio Primo de Rivera se situó dentro de la sepultura hacia un lado -concretamente hacia la izquierda- y no quedó centrado bajo la lápida de granito porque los conductos de ventilación pasaban por el centro. Ello explica que en ocasiones viejos falangistas coloquen cinco rosas a la izquierda de la lápida. Ministros y jerarcas del MovimientoJunto a Carrero Blanco, en la presidencia del acto participaron cinco ministros: Felipe José Abárzuza (Marina), Cirilo Cánovas García (Agricultura), Jesús Rubio García-Mina (Educación Nacional) y Fermín Sanz-Orrio (Trabajo) y el citado Iturmendi. Tampoco faltaron aquella mañana en Cuelgamuros varios ex ministros, autoridades militares, jerarcas del Movimiento y familiares de José Antonio. En concreto, sus hermanos (Pilar y Miguel) y tres primos: Miguel Primo de Rivera y Urquijo, José Antonio Peche y Primo de Rivera y Ramón Sáenz de Heredia. Sesenta años después, el Gobierno de Pedro Sánchez ha abierto la puerta a una nueva exhumación de José Antonio Primo de Rivera, pero con notables diferencias en relación con el pretendido traslado de los restos de Franco. Los huesos pasarían a otra sepultura dentro de la basílica del Valle de los Caídos y, a la espera de lograr consencos con otros grupos parlamentarios, no se ejecutaría de manera inmediata. A diferencia del caso del dictador, que murió 36 años después de que terminara la guerra, la Ley de Memoria Histórica no impide que los restos del fundador de la Falange permanezcan en su actual emplazamiento. El decreto-ley aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 24 de agosto para dar cobertura jurídica a la exhumación del cadáver embalsamado de Franco añade un nuevo apartado a la citada norma que consagra el Valle de los Caídos como «un lugar destinado a la conmemoración, recuerdo y homenaje a los fallecidos en la Guerra Civil», disponiendo que sólo los restos mortales de los caídos en la contienda podrán yacer en Cuelgamuros. Informe de los expertosEn su informe, la comisión de expertos a la que el socialista José Luis Rodríguez Zapatero encargó en 2011 que detallara posibles actuaciones en el Valle de los Caídos concluyó que la «ubicación preferente» que José Antonio ocupa en el altar mayor «quiebra el igual tratamiento debido a los restos de todas las personas allí enterradas», cifradas en 33.847. Invocando dicha conclusión, Carmen Calvo dejó claro el pasado 24 de agosto -en la conferencia de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros- el interés del Ejecutivo por trasladar la sepultura de José Antonio a otro emplazamiento menos destacado dentro de la basílica del Valle de los Caídos, pero no de manera urgente. «En el caso de Primo de Rivera, es una víctima de la contienda. Por lo tanto, su permanencia, los restos mortales en el Valle de los Caídos están evidentemente justificados en las mismas condiciones en las que están el resto de las víctimas», aclaró la vicepresidenta. Y añadió: «Es verdad que la Ley y el informe [de la comisión de expertos] indican que no esté en un lugar preminencial. Nosotros vamos a ir a lo urgente, que es exhumar los restos del dictador, de Franco, que es lo más urgente, y en el debate que abriremos con el resto de los grupos parlamentarios seguiremos tomando el resto de decisiones que nos conduzcan a aplicar, no solamente la Ley de 2007 sino también a mejorarla». De momento, el Gobierno pretende consumar la exhumación de Franco el próximo 10 de junio a las 10 de la mañana, decisión que está supeditada a la decisión que adopte el Tribunal Supremo después de que los nietos del dictador, la comunidad benedictina de la abadía del Valle de los Caídos y la Fundación Franco hayan pedido la suspensión cautelar del traslado al considerar que si se consuma se frustraría la finalidad de los recursos en caso de que el alto tribunal termine dándoles la razón y tumbe el acuerdo adoptado por el Consejo de Ministros el pasado 15 de febrero. |
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