Las obras de la plaza Séneca dejaron casi lista para su uso una joya histórica, el mayor refugio antiaéreo de la Guerra Civil que se ha localizado en el subsuelo alicantino. Un refugio que estuvo a punto de ser destruido, dado que en un principio se iba a construir un aparcamiento subterráneo, pero que se salvó por el fracaso de este proyecto.
El equipo de gobierno se comprometió a destinar parte de las inversiones de 2015 a poner en marcha un museo en este espacio. Ya se acondicionó durante las obras, por lo que lo que resta es labor de la Concejalía de Cultura, que tendrá que musealizar este espacio.
El concejal de Cultura y futuro alcalde de la ciudad, Miguel Valor, avanzó a este diario que el museo propiamente dicho no se va a ubicar en el refugio, sino en las naves de la calle Italia, ubicadas a un lado de la plaza y que además se han rehabilitado.
Se destinarán a un centro de interpretación sobre la Guerra Civil y sobre las consecuencias e implicaciones que tuvo para Alicante, la provincia y la Comunitat.
Los visitantes accederán al museo para informarse y después podrán bajar al refugio de la plaza, que se ambientará para que recupere la imagen que ofrecía en los años 30 en los que fue utilizado, con objetos de la época y con sonido ambiental de bombas o de alarmas de emergencia. De esta forma la experiencia será mucho más enriquecedora.
Para el proyecto han contado con los testimonios de varias personas que vivieron la Guerra Civil y utilizaron los refugios. Sus recuerdos serán claves para reconstruir con fidelidad el refugio.
Durante la Guerra Civil, Alicante, así como el resto de las principales ciudades del Mediterráneo español, sufrió numerosos bombardeos por parte de la aviación del general Franco. Estos ataques a ciudades alejadas del frente supusieron el inicio en la historia contemporánea en la estrategia de terror que convertía a las poblaciones civiles en objetivos militares con sangrientos resultados.
Mención aparte merece el bombardeo del 25 de Mayo de 1938 en el que una escuadrilla de aviones provenientes de las islas baleares dejaron caer sobre la ciudad casi un centenar de bombas, muchas de ellas sobre el mercado, precisamente en uno de los días que más concurrido estaba, lo que provocó casi 300 muertes. Fue el mayor ataque a población civil de la Guerra y, sin embargo, apenas se conoce fuera de las fronteras de Alicante.
El nuevo museo podría servir para dar a conocer el papel de la ciudad en la Guerra, con el carácter especial que le confiere haber sido la última en caer en manos del bando nacional.
Fue el gobierno de Negrín el que diseño una estrategia de defensa pasiva, mediante el diseño de refugios antiaéreos que permitieran a la población ponerse a salvo de las bombas, así como la instalación de sirenas y puestos de observación que permitieran avisar de forma temprana a los ciudadanos de los ataques.
En Alicante se han documentado decenas de ellos y se ha accedido a dos, el de Séneca y el de la plaza Balmis. El primero en convertiste en museo será el de Séneca.
El de la plaza Balmis se desescombró durante las obras de la plaza y el Ayuntamiento asegura que organizará visitas puntuales y será sede de exposiciones temporales.
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